¡Ha llegado la hora!: Igualdad para los inmigrantes indocumentados
En estos momentos cuando las fuerzas del racismo y la reacción se empeñan en avanzar su programa anti-inmigrante, pareciera que hubieran levantado una roca, y que al dejarla caer, ésta les hubiera caído en sus propios pies. Dicho de otro modo, parece que “les salió el tiro por la culata”.
El 10 de marzo del presente en la ciudad de Chicago quedó demostrado que algo grande está pasando y que un mar de cambio se aproxima. Cientos de miles de mexicanos y latinoamericanos, así como muchos otros inmigrantes y grupos solidarios, han salido a las calles en protesta. Una huelga general paralizó cientos de negocios y fábricas, luego grandes paros laborales estremecieron a las ciudades de Denver, Milwaukee, Georgia y Phoenix. El 25 de marzo, un millón de personas marcharon por las calles de Los Angeles.
¡Y qué bueno! Bush, el partido republicano, sus aliados en el partido demócrata y aquellos que han hecho de su profesión el alimentar la histeria anti-inmigrante, han caído en el caos. Bush y sus aliados en las grandes corporaciones están en favor de un programa de “trabajadores huéspedes”, el cual no haría más que mantener a los trabajadores atrapados en la pobreza Un sector importante de la coalición que eligió a Bush como presidente preferiría que éste fuera un país solo para blancos.
Dicho sector aboga por las deportaciones masivas y por medidas que criminalicen a los indocumentados como la “Resolución 4437”. En el contexto del poder demostrado por el movimiento en favor de los derechos de los inmigrantes, las contradicciones entre nuestros enemigos, dificultarán que se salgan con la suya.
En los Estados Unidos predomina la opresión y la discriminación racial. Estas son características esenciales del sistema en que vivimos. La cruda realidad es que tanto afroamericanos como chicanos, latinos, asiáticos y los pueblos nativos estamos atados por las cadenas de la desigualdad.
En Estados Unidos, el movimiento de los inmigrantes indocumentados de México, Centro y Sur América, además de otros grupos oprimidos que han emigrado de otros países, es un movimiento por la democracia y la igualdad que reta al sistema de opresión racial. Dicho movimiento crea las condiciones necesarias para construir la lucha por la liberación de los afroamericanos y chicanos.
El movimiento de lucha y resistencia contra los ataques racistas dirigidos a aquellos que no tienen documentos legales merece el apoyo de todo el pueblo trabajador progresista y oprimido. Las grandes corporaciones y los políticos que éstas compran han creado una situación en la que los inmigrantes indocumentados se encuentran entre los más oprimidos y explotados.
En este contexto, los que están en contra de los inmigrantes han querido hacerse pasar por defensores de la clase trabajadora. ¡Nada más lejos de la realidad y de la justicia! En honor a la verdad, la igualdad de derechos para los indocumentados, la amnistía o legalización aumentará la capacidad de los inmigrantes de resistir a aquellos que se proponen mantenerlos aplastados. Cada avance, por pequeño que sea, vendrá a mejorar las condiciones de todos los trabajadores.
Estamos en un momento crucial. Existe la posibilidad real de derrotar estas medidas en el seno del congreso. Debemos hacer todo el esfuerzo que sea necesario para construir un movimiento en pro de los derechos de los inmigrantes. Todas las fuerzas que puedan ser movilizadas, como los sindicatos, la comunidad, grupos civiles y de derechos humanos, deben ser movilizadas.
El pueblo es el protagonista de su propia historia y este movimiento es, sin lugar a dudas, histórico. ¡Ha llegado la hora! Debemos insistir en que haya igualdad de derechos democráticos para los indocumentados y que acabe ya esta política de criminalización del inmigrante.
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