Las elecciones de 2024, Palestina y el camino por delante
Las próximas elecciones presidenciales son un referéndum sobre el genocidio patrocinado por los Estados Unidos en Palestina y la guerra más amplia que los Estados Unidos e Israel están librando en el Medio Oriente. La administración Biden/Harris está coordinando el ataque a Irán, y los Estados Unidos ha enviado tropas y misiles a Israel. Hay un mínimo de 44.000 muertos en Gaza, e Israel está lanzando bombas de 2.000 libras sobre las ciudades del Líbano. Aunque debería ser obvio que un reaccionario racista como Trump no merece un voto, Kamala Harris tampoco lo merece.
La resistencia al apartheid israelí y la lucha en todo el Medio Oriente para poner fin a la dominación occidental son un punto de inflexión en la historia mundial — es una parte clave de un proceso revolucionario que pondrá fin al imperio estadounidense. La resistencia palestina encarna el progreso y las esperanzas de los pueblos oprimidos en todas partes.
La OSCL es una organización revolucionaria. Los gobernantes de Estados Unidos han demostrado que recurrirán a la violencia antes que ceder incluso una pequeña parte de su imperio, como Afganistán. Los gobernantes de Estados Unidos han demostrado que recurrirán a la violencia antes que ceder incluso una pequeña parte de su imperio, como Afganistán. Desplegaron tropas — la Guardia Nacional — por todo el país durante la Rebelión de George Floyd. Nunca entregarán pacíficamente su riqueza, sus privilegios ni su poder.
Aunque las elecciones no pueden establecer el dominio de la clase trabajadora (socialismo), las elecciones bajo el capitalismo son un ámbito de lucha.
Nuestra línea electoral siempre ha sido flexible y toma en cuenta una serie de criterios. Nunca hemos favorecido un enfoque abstencionista. En cambio, vemos la cuestión desde la perspectiva general de cómo podemos encontrar el terreno más favorable para luchar y construir la organización revolucionaria.
Los cuatro criterios para desarrollar nuestra línea sobre las elecciones en el pasado han sido los siguientes: 1) ¿Existe algún candidato en particular que represente un peligro especial? 2) ¿Es la elección un referéndum sobre una cuestión social importante, como guerra o crisis económico? 3) ¿Hay una campaña compitiendo en las elecciones que es la encarnación de un movimiento nacional, por ejemplo, la de Jesse Jackson en 1984? 4) ¿Existe una acción política significativa que sea independiente de los dos principales partidos capitalistas, como Nader en 2000? Aunque estos puntos sirven como referencias para evaluar lo que está en juego en cualquier elección particular, no todos son iguales todo el tiempo.
Consideramos estas elecciones como un referéndum sobre el genocidio en Palestina, que Harris y Biden han facilitado, por lo que no recomendamos votar por Harris como una forma de oponerse a Trump. Entendemos plenamente que hay diferencias de política entre los candidatos presidenciales en varios temas, como los derechos laborales y reproductivos. Sin embargo, debido a la importancia de Palestina en el proceso revolucionario a escala internacional y el papel que Palestina ha desempeñado en el movimiento popular en los Estados Unidos — la cuestión de Palestina se encuentra sobre los otros factores en la determinación de nuestra postura sobre la elección.
Es correcto decir que el capitalismo monopolista tiene dos partidos políticos en este país — el Partido Republicano y el Partido Demócrata — y que ambos están al servicio de las grandes corporaciones. Dicho esto, es incorrecto decir que no hay diferencia de política entre los dos. Los temas laborales y cuestiones como las leyes anti-sindicales de “derecho al trabajo” ilustran esto. Algunos de nuestros amigos en el movimiento sindical no están de acuerdo con nosotros en hacer de Palestina y la creciente guerra en el Medio Oriente una prioridad, por lo que nos dicen que tenemos que apoyar a Harris. Eso no va a suceder, pero podemos seguir trabajando juntos en cuestiones sindicales en las que estemos de acuerdo. Y vamos a seguir promoviendo grupos de “Trabajadores por Palestina” en el movimiento sindical.
Entendemos que muchos progresistas están preocupados de que Trump representa un peligro fascista y dicen que la única manera de avanzar es apoyar a Harris. No estamos de acuerdo. Aunque no hay duda de que Trump es un tonto racista y reaccionario, no creemos que gobierne mediante el terror abierto, que es la esencia del fascismo. El espectro de una victoria de Trump no debería dar un pase libre a la candidata del genocidio y la guerra, es decir, Kamala Harris.
No estamos abogando por que la gente boicotee las elecciones. No deberíamos ser indiferentes a los candidatos progresistas ni a las iniciativas electorales positivas, como las que defienden los derechos reproductivos. Pero aquí está la gran lección que podemos sacar de las elecciones de 2024: el capitalismo es un sistema fallido y sus dos principales representantes políticos no merecen nuestro apoyo. Más bien, las malas opciones son una crítica a un sistema que sirve a los ricos y que debe ser derrocado.
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