El sector empresarial reestructura el mercado laboral para mantener altas ganancias y bajos sueldos
San Jose, CA – En mayo de 2015, la tasa oficial de desempleo fue de 5.5 %, bastante cerca a la tasa del 5.0% que existía cuando comenzó la última recesión en diciembre del 2007. Sin embargo, a pesar de la aparente recuperación del mercado laboral, los salarios continúan aumentando a un ritmo sumamente lento, mientras que las ganancias se han disparado de forma exponencial. De hecho, para el detrimento de aquellos que tienen que trabajar para sobrevivir, las empresas han utilizado la recesión para impulsar la reestructuración del mercado laboral en beneficio de sus intereses.
Un reciente estudio realizado por el Wall Street Journal encontró que de 33 áreas metropolitanas donde la tasa oficial de desempleo había alcanzado o disminuido a niveles pre-recesión, en el dos tercio de estas ciudades los salarios tenían un crecimiento mucho más lento que antes de la recesión. Un factor importante que menciona el artículo, es que existe un gran número de trabajadores no laborando que tampoco son contados como desempleados. Esto se evidencia en la caída de la “Tasa Participativa de la Fuerza Laboral (Labor Force Participation Rate), que indica el porcentaje de trabajadores adultos que están actualmente trabajando o buscando empleo. Esta tasa cayó del 66.0% en diciembre de 2007, a tan solo 62.9% en mayo de 2015. Esta caída del 3.1% representa algunas 7.5 millones de personas, si le agregamos estos 3 puntos de diferencia a la tasa de desempleo esta incrementaría al 8.5%. Pese a que estas personas no son contadas en la tasa oficial de desempleo, igual representan potencialmente una reserva de trabajadores que pudieran ser contratados por las empresas.
Otro hecho es que las empresas están orientándose cada vez más a contratar trabajadores de medio tiempo, a los cuales, o se les paga menos o son de menor costos en términos de beneficios. La cantidad de trabajadores de medio tiempo que desean trabajar a tiempo completo es de dos millones más que cuando empezó la recesión. Este incremento proviene mayormente de aquellos trabajadores que dicen que simplemente no hay trabajo de tiempo completo disponible – en vez de señalar que las condiciones económicas aun continúan pésimas.
Esta tendencia de contratar trabajadores de medio tiempo ha sido llevada a su extremo con el desarrollo de la llamada “economía compartida”- conocida como “shared economy” en inglés – en la cual compañías como Uber, en lugar de contratar a sus empleados los hacen contratistas. Después de tomarse en cuenta todos los factores de costos, los conductores de Uber obtienen un salario promedio de $10 por hora; no muy por encima del salario mínimo. Otras compañías, aprovechando modernos software de recursos humanos, varían diariamente las horas laborales de sus trabajadores para minimizar sus costos, práctica que perjudica y afecta gravemente la vida de los trabajadores quienes no podrán estudiar ni cuidar de sus familias.
Otra tendencia ha sido el ataque constante contra los trabajadores del sector público. La implementación de políticas que favorezcan al empresariado continúa bajo una nueva etapa, desde el desmantelamiento del sindicato de los controladores de tráfico aéreos por parte del presidente Ronald Reagan al principio de los años 1980, hasta el asalto del gobernador Scott Walker contra los trabajadores públicos sindicalizados de Wisconsin, con la aprobación de nuevas leyes anti-sindicatos y anti-laborales. Este movimiento a favor del empresariado ha tenido un impacto desproporcionado sobre las mujeres y los trabajadores de las naciones oprimidas. Especialmente sobre los afroamericanos, quienes por mucho tiempo han optado por trabajos gubernamentales como forma de alcanzar una estabilidad económica. Debido a los niveles históricamente bajos que sufre el sector sindicalizado de la clase trabajadora, todos los trabajadores en su conjunto llegan a sufrir por la falta del poder colectivo que se necesita para contrarrestar las medidas empresariales por mantener los salarios por el suelo.
El aumento del desempleo a largo plazo, al igual que el fin de los Beneficios Federales Extendidos (EB por sus siglas en inglés) y la Compensación de Desempleo por Emergencia (EUC por sus siglas en inglés), ha debilitado la capacidad de los trabajadores de luchar por mejores salarios. En diciembre de 2007, el tiempo promedio de desempleo era de 16 semanas, por debajo de las 26 semanas de beneficios de desempleo que otorga el estado. Sin embargo, en mayo de 2015, el tiempo promedio de desempleo era de 30.7 semanas, casi el doble de tiempo, sobrepasando la duración de los beneficios estatales de desempleo.
Tomando en cuenta la inflación, en los últimos 8 años la productividad laboral o el valor producido en una hora de trabajo, ha incrementado un 11%, cinco veces más rápido que los salarios, los cuales sólo aumentaron un 2.2%. La diferencia se la han apropiado las corporaciones y otras empresas, quienes desde el 2007 han visto un incremento de ganancias del 50%. A pesar de la inestabilidad económica, el grandioso incremento de ganancias ha hecho que las acciones corporativas alcancen niveles récord, y que el 1% de la clase privilegiada que controla la mayoría de las acciones y empresas en los EE.UU, pudiera recuperar las riquezas que había perdido.