Trump está a punto de asumir el cargo en su inauguración en Washington, D.C., el 20 de enero. Desde expansiones absurdas de territorios, hasta desafiar la ciudadanía natal protegida por la constitución, ya sus declaraciones escandalosas vienen una tras otra. Aunque parte de esto sin duda pretende animar los elementos más reaccionarios de su base, su retórica incendiaria contiene amenazas reales y materiales. Trump y su cúpula de billonarios intolerantes y tontos harán todo lo posible para cumplir su agenda opresiva y reaccionaria. Un vistazo a sus nombramientos para la administración entrante es un anticipo del desastre que seguramente vendrá. El mensaje es claro — las grandes empresas vienen primero; el planeta y el pueblo vienen al final.

Es crucial que las organizaciones que representan los diversos frentes de las luchas del pueblo hagan un llamamiento a las movilizaciones. Sabemos que Trump viene por nuestros movimientos — a través de ataques a la inmigración, retrocesos de derechos democráticos, agresiones a protecciones vitales, y ataques a la libertad de expresión, ya sea en los campus o en cualquier otro lugar. Más de un millón de personas en los Estados Unidos viven bajo el Estatus de Protección Temporal, y las políticas de Trump, junto con las deportaciones a gran escala, constituyen una parte de un ataque amplio y agudo a los inmigrantes. Su agenda amenaza otras áreas críticas, incluyendo el acceso a atención médica vital, los derechos LGBTQ y los derechos de las mujeres. En su primer mandato, Trump atacó los derechos de los trabajadores federales y dificultó la organización de los trabajadores al hacer nombramientos anti-laborales en la Junta Nacional de Relaciones Laborales, y no hay razón para pensar que actuará de manera diferente en este mandato. Los ataques en un área preparan el terreno para ataques en otras. Hay demasiado en riesgo, y nuestra mejor defensa es construir el frente más amplio posible contra la agenda reaccionaria de Trump.

No tenemos ninguna ilusión de que Trump ponga fin al genocidio en Gaza. Los EE. UU. sigue enviando miles de millones en forma de armas al régimen sionista, incluyendo un reciente paquete de $8 mil millones, y Trump no ha dado ninguna indicación de que este flujo de dinero de sangre se detendrá. Mientras los capitalistas monopolistas se están enriqueciendo con esta guerra genocida, la resistencia palestina y sus aliados continúan su lucha heroica contra la ocupación sionista. Estamos en solidaridad absoluta con su lucha. Durante el año pasado, masivas movilizaciones por Palestina han demostrado que no vamos a rendirnos — exigimos el fin de la ayuda de los Estados Unidos a Israel y el fin del genocidio.

Con todos los desafíos por delante, es natural que algunas personas quieran retirarse y callarse. Pero el silencio no nos salvará — la solidaridad lo hará. Ahora es el momento de ser atrevidos, defender nuestras comunidades y sindicatos, y traer con nosotros a la mayor cantidad de nuevos luchadores posibles mientras trabajamos para construir el movimiento revolucionario. El Día de la Inauguración marcará el inicio de un nuevo período de lucha, así que el 20 de enero, ¡digamos no a la agenda de Trump y únete a nosotros en las calles!

¡Únete a la OSCL para construir juntos el movimiento contra Trump!

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