Nuestros muertos no serán olvidados
Tucson, AZ – El día de los muertos es una conmemoración anual en donde se les rinde tributo y honor a los familiares queridos que han fallecido. Aquí en Tucson existe ya una larga tradición que busca darle voz, visibilidad y presencia eterna a aquellos valientes seres humanos que han fallecido intentando cruzar el arduo desierto en busca de una mejor vida. Este año se celebró la XIV Peregrinación del Día de los Muertos. En una caminata de 8.5 millas desde la Iglesia St. Johns hasta la histórica Iglesia San Xavier, el digno pueblo de Tucson demostró una vez más el espíritu de amor, unidad, solidaridad y resistencia que posee, y de forma simbólica llena de espiritualidad, le dio voz y cuerpo a aquellos que han muerto en silenciosa soledad.
La peregrinación la realiza cada año la Coalición de Derechos Humanos, organización local que lucha por los derechos de los inmigrantes y la dignidad e igualdad de todo ser humano. Como parte indivisible de la rica cultura de Tucson, la marcha fue iniciada con el canto y la bendición del grupo indígena Calpolli Teoxicalli. Después de unos minutos de silencio de reflexión, familiares presentes de algunas de las victimas junto a cada otro peregrino, iniciaron la gran marcha cargando más de una cruz en representación de cada hombre, mujer y niña/o que ha fallecido cruzando la frontera. Pocas de las cruces tenían el nombre, el apellido, la edad y el año del fallecido, lo cual aporta un poco más a la dignificación de ese ser humano que ya no nos acompaña, sin embargo tristemente la mayoría de las cruces solo poseían el año en que murió la persona y como nombre solo se leía desconocida/o.
Esto significa que la política migratoria de los EE.UU, la militarización de la frontera, la criminalización de los inmigrantes, componentes cruciales de la opresión nacional del pueblo chicano; todo esto está llevando a cabo un la muerte de seres humanos, mucho de los cuales luego no pueden ni ser identificados por sus familiares y recibir una digna sepultura. Esta peregrinación les ofreció honor y gloria a todos aquellos desconocidas/os.
El destino final de la peregrinación fue la Iglesia San Xavier. Esta Iglesia se localiza en el territorio de la nación indígena Tohono O’dham y fue fundada por misioneros Jesuitas en 1692. Al llegar los peregrinos, se formo un gran círculo alrededor de miles de cruces que habían sido colocadas anteriormente de la misma forma. Después de que se leyeron los nombres de los fallecidos de este año, Raúl Alcaraz Ochoa, miembro del grupo comunitario Corazón de Tucson, dijo “Estamos aquí llenos de amor y respeto para hacer visible a los invisibles. Estos son nuestros mártires, y hoy nos reunimos aquí para decir que no serán olvidados. Seguiremos luchando y seguiremos resistiendo hasta que no haya ni una muerte más”